La calidad del aire en Barcelona ha alcanzado un nuevo récord positivo. El último informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) revela que los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en 2023 son los más bajos desde el análisis, lo que confirma los avances en la lucha contra la contaminación. Las inscripciones cumplen con las restricciones legales vigentes, pero no con las marcadas por la Unión Europea (UE) para 2030.
Así, en 2023 se mantienen los niveles de NO2 así como de partículas PM10 y PM2,5 en todas las estaciones de medición de la ciudad. por debajo de los límites actuales, pero aún superando los valores orientativos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los futuros límites legales que impondrán las instituciones europeas a partir de 2030.
El informe destacó que la exposición de la población al NO2 fue la más baja desde 2018, con un promedio de 26 µg/m3, mientras que la exposición a PM2,5 fue de 14 µg/m3, similar a años anteriores. El Eixample sigue siendo el barrio con mayores niveles de contaminación.
Efectos sobre la salud
El impacto de la contaminación en la salud también ha disminuido significativamente. Según el informe, entre 2020 y 2023, las muertes por contaminación han disminuido un 32 por ciento en comparación con los años 2018-2019. Sin embargo, la contaminación sigue siendo responsable del 8 por ciento de las muertes, el 36 por ciento del asma infantil y el 12 por ciento de los nuevos casos de asma. cáncer de pulmón cada año. Si Barcelona logra cumplir con las futuras restricciones legales, el impacto negativo sobre la salud se reducirá en un 38 por ciento más.
ASPB recomienda continuar con medidas efectivas como reducir el tráfico, mejorar el transporte público, fomentar la movilidad activa y el teletrabajo. Allí, la zona de bajas emisiones es fundamental para reducir la contaminación mediante la consolidación de una flota más limpia. En 2023, el número de vehículos con etiqueta ecológica superará a los de etiqueta B.
El Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado diversas iniciativas para mejorar la calidad del aire, como la descarbonización de la movilidad, la pacificación de las calles, el fomento del uso de la bicicleta y la creación de zonas de velocidad reducida. Estas medidas no sólo reducen la contaminación, sino que también tienen beneficios directos para la salud, como la reducción del ruido y la mejora de la calidad de vida urbana.
Estos datos muestran que, a pesar de los avances, queda más por hacer para alcanzar los estándares de calidad del aire recomendados por la OMS y proteger plenamente la salud de los ciudadanos.