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España enfrenta una ola de incendios históricos: factores y efectos de la peor temporada del siglo

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España atraviesa un verano marcado por incendios forestales de una magnitud histórica, con consecuencias devastadoras para comunidades, ecosistemas y la gestión de emergencias del país. En lo que va de 2025, más de 350.000 hectáreas de terreno han sido arrasadas por el fuego, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), lo que posiciona a este año como el peor del siglo en términos de superficie quemada. La virulencia de los incendios ha obligado a evacuar a miles de personas y ha provocado la muerte de cuatro personas, incluidos tres bomberos.

El gobierno del país ha movilizado a 4.000 soldados y solicitado ayuda internacional, recibiendo equipamiento y personal de la Unión Europea, formando «el mayor contingente de asistencia internacional jamás registrado» según reportes locales. Las autoridades indican que la situación sigue en curso y que el peligro de nuevos incendios continúa siendo alto, a pesar de que las olas de calor comienzan a disminuir.

Una primavera mojada y un verano intenso

La combinación de factores meteorológicos ha sido determinante para la magnitud de los incendios. Tras una primavera inusualmente lluviosa que favoreció el crecimiento de la vegetación, España ha enfrentado sucesivas olas de calor prolongadas desde junio, alcanzando temperaturas históricas. La vegetación crecida durante la primavera, ahora completamente seca, ha proporcionado abundante combustible para las llamas.

La responsable del Ministerio de Defensa, Margarita Robles, destacó que la Unidad Militar de Emergencias no se había encontrado jamás con una situación semejante en sus dos décadas de operaciones. Especialistas en ingeniería forestal indican que la dimensión de los incendios es extraordinaria, con extensiones que superan los 100 kilómetros en ciertos casos, lo que complica el control y agrava las consecuencias sociales de los incendios.

El cambio climático como factor determinante

Los incendios en España han aumentado en frecuencia y gravedad debido a la alteración climática. Las autoridades han subrayado que las condiciones extremas de calor y aridez son resultado directo de la influencia humana en el clima, originando incendios con características sin precedentes.

Los científicos señalan que la región del Mediterráneo y otras partes de Europa, como Portugal, Grecia y Turquía, están observando tendencias parecidas. La mezcla de veranos más calurosos y secos, además de la presencia de especies vegetales muy inflamables, extiende la duración de la temporada de incendios y aumenta su peligrosidad, incluso durante las horas nocturnas.

El abandono del campo y la continuidad de la vegetación

La modificación del entorno rural también ha influido en el aumento del fuego. La migración de personas del ambiente rural hacia áreas urbanas y el descuido de actividades agrícolas y ganaderas ancestrales ha favorecido el crecimiento de la maleza y la continuidad de la vegetación, permitiendo que el fuego se extienda velozmente.

Zonas tradicionalmente pobladas y gestionadas han quedado deshabitadas, especialmente en el noroeste del país, como Orense, León y Zamora, aumentando la vulnerabilidad frente a los incendios y complicando las labores de extinción.

Deficiencias en la prevención y manejo de bosques

La falta de políticas preventivas adecuadas ha exacerbado la crisis. Expertos señalan que leyes restrictivas sobre quemas controladas y la disminución de inversiones públicas en mantenimiento y limpieza de bosques han debilitado la capacidad de prevención. La gestión insuficiente del terreno forestal y la escasez de recursos para propietarios privados limitan la preparación frente a episodios extremos como los actuales.

El aprendizaje de la experiencia pasada indica que prácticas como quemas controladas y un uso más activo del campo podrían reducir la intensidad de futuros incendios. Asimismo, fomentar la ocupación sostenible y la explotación responsable de los bosques se considera clave para mitigar riesgos en el largo plazo.

Efectos históricos y aprendizajes para el manejo de incendios

España está atravesando una de las temporadas de incendios más destructivas en su historia reciente, debido a la convergencia de factores climáticos, sociales y de manejo del territorio. Mientras los bomberos, las fuerzas armadas y las comunidades siguen luchando contra el fuego, el foco no solo está en apagar las llamas rápidamente, sino también en establecer medidas preventivas que disminuyan el riesgo de enfrentar desastres parecidos a futuro.

La combinación de temperaturas extremas, vegetación abundante, cambio climático y ausencia de prevención ha creado un escenario sin precedentes que pone a prueba la capacidad de respuesta de España y su resiliencia ante fenómenos ambientales extremos.

Por Otilia Adame Luevano

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